Fiolee fanfic - capitulo 3

El chico, que se notaba ofendido y molesto por el comentario, solo le contesto
con una simple frase -¡silencio o arruinaras mi desayuno!-.
 
 Un grajero empezó a caminar por los matorrales para ver de que se trataba tanto escándalo. Se quedó parado unos minutos y al ver que no ocurria nada, se devolvió a su hogar. Ese fue el momento en que Fionna entro en razón. en un rápido movimiento se soltó del chico y quiso aclarar sus sospechas.
 -Espera un momento, ¿Estas robando?- Fionna se preparo para una negación por parte del encuestado, pero este en cambio, giro la cabeza y se dedico a observar el hogar del granjero.
 -Responde- insistió la humana. -Si- Dijo el chico sin apartar la vista de la puerta de la casa. Esto impacto a Fionna, dejándola un poco confusa por tan sincera y fría respuesta. se quedo pensativa unos segundos y cuando notó que el vampiro se movería pregunto exasperada - ¿Cómo te atreves a robar?-.
 Luego de pronunciar esas palabras, Fionna noto una brisa tocando su casco y moviendo su cabello. El pelinegro le había quitado el sombrero en un rápido movimiento para luego elevarse en el aire y colocárselo el mismo.
 -¡Oh! veo que alguien mas a sido rob…-. El vampiro quedó paralizado al ver el largo cabello de su compañera, llegaba hasta el suelo, se veía sedoso y seguramente suave

 -¡Hey, devuélveme mi gorro!-. Con esta orden, Fionna regreso al vampiro de su transe. Lo primero que vio este, fue una espada apuntando a su cara. Su reacción fue instantánea. Se transformó en un pulpo gigante de color azul oscuro, impresionando a la chica. Usó 2 de sus tentáculos, uno fue para sostener a Fionna y el otro para robarle también su espada.

 -¡Nadie me dice que hacer!- Exclamó el contrincante de Fionna.- ¿Acaso no sabes quien soy? ¡Soy Marshall lee, el rey de los vampiros, asique puedo robar lo que quiera cuando se me plazca!- El ego de Marshall se notaba desde kilómetros en ese momento.
 -¡Me importa un bledo quien seas! ¡Que seas un rey no significa que puedas andar robando por la vida!-. Fionna no podía quedarse callada ante esa situación.
 -¿¡Y quien eres tu para decirme que hacer!?- Exclamo el, ahora pulpo, acercando desafiantemente su enorme rostro al de la chica. -¡Fionna la heroína de Aaa!- Grito como respuesta la chica. -¡Pues que seas una heroína no te da derecho a darle ordenes a un rey!-
 Esas palabras terminaron la conversación. En un impulso de ira por la rebeldía de su contrincante, Marshall lanzo con gran fuerza y velocidad a Fionna contra unos arboles, dejándola de cabeza en el suelo. La humana tenia la vista nublada y le dolía todo el cuerpo, pero la cabeza era el punto donde el dolor culminaba.
 -¡Para que sepas lo que pasa cuando te metes con un rey!- Fue lo ultimo que pudo escuchar la chica antes de desmayarse

 Marshall se sentía victorioso, volvió a su forma humanoide y cuando fue a buscar las fresas, que eran su objetivo principal, un aroma invadió sus fosas nasales, era un aroma que no sentía de hace tiempo. Sangre humana. Inquieto, giro su cabeza para observar a la perdedora del combate y al acercarse vio el rojizo liquido brotando de su nariz, manchando su rostro y su cabello.  Su rostro cambió, ya no mostraba superioridad, sino miedo y preocupación. Tomó en sus brazos a la chica y se fue volando hacia su hogar pensando una infinidad de cosas.
Era curioso que Marshall sintiera preocupación por alguien, pero la chica no era como los demás, ella estaba dispuesta a enfrentarlo.

 Marshall no vivía en un lugar digno de un rey. En vez de una vida rodeada de lujos y clientela, el prefería la independencia. Vivía en una sucia cueva en la cual la cual se encontraba una pequeña casa de dos pisos de tonalidad rosa. Al entrar, una pequeña gatita de pelaje blanco le dio la bienvenida, y el sin darle importancia, la paso de largo.
 En el primer piso, se encontraba un televisor, un sillón y un bajo, en el fondo se podía ver la cocina y al costado habian unas escaleras que conectaban con el segundo piso,

 Subió flotando al segundo piso, donde se encontraba su habitación. Era como cualquier habitación de un adolecente, desordenada, con ropa esparcida en el suelo y llena de posters de bandas de rock. Dejo a Fionna en su cama, y rápidamente busco en los cajones algo para ayudar a detener la hemorragia. No encontró nada, asique procedio solo a limpiarla con una toalla nova. Para su suerte, la sangre ya había dejado de brotar, lo que lo dejaba mas tranquilo, no era algo tan grave. Se sentó al costado de la cama y se quedó observando el hermoso rostro de la chica, empezó a observar sus labios, y pensó lo suave que serian. Aunque el sabia que su corazón ya no palpitaba, sintió algo en su pecho. Acercó su mano a la mejilla de Fionna, la acaricio y acerco sus labios a la frente de la desmayada chica, la beso y bajo flotando por las escaleras.

 Empezó a tocar en su bajo, para improvisar una canción. Ya había hecho muchas, pero esta vez se sentía inspirado de otra manera, y aunque el quería tocar algo sobre sangre, sufrimiento o muerte, no podía, su cabeza no podía dejar de pensar en la chica que estaba inconciente en su habitcion.